La idea de regresar a la Tierra siempre se ha considerado una metáfora importante cuando uno piensa en la muerte.
Lamentablemente, el cuerpo colocado dentro de un ataúd y encerrado en un nicho o el agujero de una tumba no satisface precisamente esta idea de regresar a la Tierra.
Desde hace milenios por primera vez la industria funeraria tiene una opción para innovar con un método de tratamiento post mortem limpio, inodoro, de bajas emisiones y ahorro energético.
Esta nueva forma del tratamiento post mortem ecológica conocida como compostaje humano o reducción orgánica natural (natural organic reduction) ya ha sido autorizada en varios estados en Estados Unidos.
Por primera vez disponemos de una tecnología mortuoria más respetuosa con el medio ambiente.
Muestra de compost obtenido del proceso de compostaje humano.
Compostar para regresar a la esencia fértil
El compostaje es un proceso natural al que gracias al aporte de oxígeno facilita que el cuerpo regrese a un nivel de elementos básicos gracias a una pléyade de microorganismos aeróbicos.
El compostaje en sí es una función que realizan básicamente organismos vivos y el proceso de transformación de cadáver a compost se completa en unos tres meses.
El compostaje a diferencia de la putrefacción que se realiza sin oxígeno finaliza en un corto período de tiempo. Para ello sólo es necesario disponer el cuerpo humano dentro de un recipiente y, en un ambiente controlado.
El proceso de compostaje humano o reducción orgánica natural se realiza en un recipiente aislado, pero al que se le puede insuflar aire o voltearlo para que se aire.
En general, es un contenedor de unos dos metros de largo, un metro de ancho y un metro de profundidad, revestido con un material impermeable se cubre el cadáver con astillas de madera y paja.
Contenedor para el compostaje humano utilizado por la empresa californiana Return Home Funeral.
El compostaje humano es un proceso digno y ecológico
Una vez el cadáver se ha compostado, se abre el contenedor y se filtra el compost (tierra). Esto permite la retirada de dispositivos médicos como marcapasos o todo tipo de prótesis.
Los huesos grandes restantes luego se pulverizan y se devuelven al recipiente para otros tres meses de compostaje. Los dientes se extraen para evitar la contaminación por mercurio en los empastes.
Un dato interesante es que el propio proceso de compostaje de forma natural produce una alta temperatura.
En el control del proceso hay que garantizar que esta temperatura de 55 ºC se mantenga durante unas 72 horas continuas. De esta forma queda higienizado todo el compost libre de bacterias y patógenos.
Prolongando el proceso hasta los seis meses se observa que todo el material que se ha compostado, incluidas las astillas de madera y la paja se transformarán en unos dos o tres metros cúbicos de tierra.
Los miembros de la familia pueden conservar la tierra para esparcirla en sus jardines. Este compost en los estados que lo han autorizado, por ley no puede comercializarse ni ususarse para el cultivo de alimentos.
Katrina Spade, la fundadora de la empresa norteamericana Recompose, la primera en conseguir que se autorizara el compostaje humano o reducción orgánica natural.
El compost es tierra fértil que puede depositarse en un cementerio
Una de las críticas de determinadas agrupaciones religiosas es que los restos obtenidos cada cual puede hacer lo que quiera. Sin embargo, una de las opciones es que este compost humano se deposite como sustrato en los ajardinamientos del cementerio.
Otros argumentan que no hay suficiente investigación sobre si este compost puede contaminar el suelo. Pero en Estados Unidos aplicando el principio de precaución han establecido que el compost funerario no pueda emplearse en huertos.
De todas maneras la gran experiencia acumulada en compostaje de animales de granja en Estados Unidos deja claro que el compost obtenido es higiénico, atóxico y rico en materia orgánica fértil.
La Conferencia Católica de Colorado, un grupo de obispos cuyo objetivo es moldear las políticas públicas, se opuso al proyecto de ley, diciendo que el compostaje corporal “no promueve la dignidad humana”. Algunos rabinos también están en contra del compostaje corporal porque dicen que viola la ley religiosa judía. A otros opositores les preocupa que no haya suficiente investigación sobre si el abono contamina el suelo y que no hay forma de evitar que la gente lo utilice en los huertos familiares.
Imagen de cómo la empresa norteamericana Recompose propone su ritual para el compostaje humano.
El compostaje humano en Europa
En Bélgica hay una fundación sin ánimo de lucro que promueve la llamada humusación que es un compostaje más lento y realizado no en un recipiente sino directo al suelo.
Por ahora, la humusación está en fase de estudio. Sin embargo, la propuesta norteamericana de la reducción orgánica natural (natural organic reduction), ha demostrado ser digna, limpia y ecológica.
En Estados Unidos también está autorizado el entierro natural directo al suelo. En los estados donde se ha legalizado el compostaje humano, este empieza a interesar. Las personas que lo eligen, aunque es algo más caro que la cremación lo valoran por su sensibilidad ecológica.
En Europa, el entierro directo al suelo que es más ecológico sólo está autorizado en el Reino Unido y en algunos cementerios de Francia y Holanda. De autorizarse el compostaje humano en Europa, este sería la opción funeraria más ecológica sin emisiones tóxicas ni de efecto invernadero y de mínimo consumo energético.
Apoyamos que el compostaje humano sea autorizado en España
La Asociación para el Enterramiento Natural promueve las tecnologías funerarias ecológicas. Como apuntamos, este es el caso del compostaje humano y el enterramiento natural. Ambas además tienen un notable valor ético y ecológico.
Es evidente que la opción del compostaje humano es tan nueva y poco conocida que precisa cambiar los corazones y las mentes de la población.
Sin embargo, cada vez hay más jóvenes y personas que piensan que quieren vivir de forma respetuosa con el entorno natural. La industria funeraria está muy alejada de este sentir.
Autorizar el compostaje humano y el enterramiento natural directo al suelo podría dar cabida a las inquietudes de las personas más sensibles con reducir la huella ecológica de nuestra actividad como sociedad.