En España, la ecología o la preocupación medioambiental no ha entrado en el ámbito funerario.
Como mucho se está planteando lo que se llama ecofunerales que es un intento de introducir productos funerarios ecológicos de menor impacto a los actuales.
En España los cadáveres sólo pueden ser tratados o eliminados de dos maneras: inhumación y cremación. Ninguna de las dos cumple con criterios ambientales estrictos.
Es hora de que la opinión pública empieza a cuestionar que la industria funeraria tiene un notable impacto ecológico. Una realidad que debe corregirse para afrontar la crisis climática que afecta a nuestra sociedad. (1)
Desde la Asociación para el Enterramiento Natural impulsamos dos métodos de tratamiento post mortem ecológicos, actualmente no previstos en la legislación española, pero autorizados en otros países. Nos referimos al entierro directo al suelo con mortaja o ataúd biodegradable y el compostaje humano.
Primero van los ataúdes de cartón
A pesar de que se pueden homologar ataúdes de cartón de acuerdo con una norma UNE y por tanto venderlos, las funerarias españolas boicotean estos ataúdes y no los venden. (2)
Un ataúd de cartón, no sólo tiene una huella de carbono menor, sino que incluso en incineración se reducen las emisiones al no contener sustancias leñosas.
En países como Polonia, casi todos los servicios funerarios de incineración se realizan con ataúdes de cartón. En España no.
El entierro directo al suelo sin hormigón
En España los cementerios son mayoritariamente bloques de nichos de hormigón que llenan y ocupan el espacio funerario como si de “viviendas” para muertos se tratara.
La huella ecológica de un nicho ha sido calculada en 1.250 kg de hormigón, de acuerdo con el factor de emisión por tonelada de hormigón es de unos 900 kg de CO2 a la atmosfer, por cada nicho se emiten 1.125 kg de CO2. (3)
En las tumbas excavadas en el suelo los gestores funerarios han interpretado la normativa con que hay que construirles paredes y suelo de hormigón. La legislación española sobre policía sanitaria es de 1974 y deja claro en su artículo 50 que “las fosas deben hacerse sobre terrenos permeables alejados de las zonas pobladas de las cuales deben distar, por lo menos, 500 metros” (4)
Las comunidades autónomas han interpretado cada cual como quiere, algunas copian el literal legal y otras interpretan a su aire. En Cataluña por ejemplo el Decreto de 1997 que regula la policía mortuoria de esta comunidad explicita que las tumbas deben tener una profundidad de 2 metros y ser un terreno permeable o permabilizado con 40 cm de grava (artículo 52) y por supuesto debe disponer del correspondiente estudio hidrogeológico.
En Andalucía por ejemplo se refieren a que no contaminen.
En cualquier caso, la falta de claridad legislativa supone un lastre que permite que el lobby del hormigón también impere en los cementerios cuando la descomposición de un cadáver no precisa más que de la interacción del ecosistema natural del suelo para mitigar los lixiviados naturales que se producen.
Lamentablemente, el proceso de putrefacción en un nicho no es natural y acarrea problemas de olores a menudo. Algo que en el entierro natural al suelo no sucede.
El compostaje humano, el tratamiento funerario más ecológico
En Estados Unidos desde 2020 está autorizado el compostaje humano que es un método biotecnológico de mínimo impacto ambiental el producto final del cual es humus fértil.
El compostaje humano, conocido en Estados Unidos como “reducción orgánica natural”, es un proceso de fácil implantación, y rápido además de higiénico y ecológico. (5)
De hecho, su aplicación a los cadáveres humanos es el resultado de décadas de experiencia compostando ganado. Y cualquier especialista en compostaje (hoy los hay en centenares de plantas de compostaje de basura orgánica) sabe que es un proceso de fácil implantación. (6)
Si en Estados Unidos ha sido autorizado el compostaje humano (la reducción orgánica natural) como método de tratamiento post mortem, además de la incineración y la inhumación, es evidente que se podría autorizar también en España.
La Asociación para el Enterramiento Natural considera que el compostaje humano es la alternativa a la cremación para las personas con una elevada sensibilidad ambiental. Por eso reclamamos que se autorice en España.
Los cementerios verdes o naturales
En el Reino Unido, Francia, Holanda, Estados Unidos, etc. son centenares los cementerios llamados verdes o naturales en los que sólo se autoriza la inhumación directa al suelo y en el que el fallecido no se le ha practicado tanatopraxia. (7)
La experiencia de más de 30 años de estos cementerios que entierran directo al suelo sin tumbas revestidas de hormigón han demostrado que no se contaminan las aguas subterráneas cuando se sitúan a más de 250 m de surgencias de agua o acuíferos. (8)
Estos cementerios naturales cumplen con una legislación específica que garantiza que se ubican en zonas donde no haya aguas que puedan ser contaminadas. Además, se regula el número de inhumaciones que pueden practicar según la superficie.
Finalmente, estos cementerios naturales se han convertido en espacios naturales donde se fomentan prácticas para conservar la biodiversidad. En ellos las familias que entierran a sus seres queridos no adquieren una “propiedad” sino que apoyan la conservación de un lugar natural para la memoria colectiva.
Así que el cementerio natural es un espacio donde los fallecidos contribuyen a conservar la naturaleza o el medio rural.
El entierro directo al suelo y las creencias religiosas
Algunas creencias religiosas como la islámica dictamina que el cadáver debe ser enterrado con mortaja o ataúd, pero directo al suelo. En España por la ley de libertad religiosa los cementerios están obligados a disponer de espacios adecuados para ello. (9)
Curiosamente, para quiénes no profesan una fe religiosa, sino que por razones éticas quieren ser enterrados directos al suelo no hay legislación que lo ampare. En otras palabras, si la persona quiere por convicciones éticas que no lo entierren entre hormigón no puede reclamar.
Por otra parte, la inhumación directa al suelo sin revestimiento de hormigón, según estudio de impacto ambiental de la industria funeraria francesa, tiene una huella ecológica 5 veces menor a la inhumación con tumbas revestidas de hormigón. (10)
Si compartes este contenido difúndelo con el hastag #EntierraMesinHormigon